Soy Nohora Bogotá. Hace años empecé a soñar con alentar a miles a ser libres, en una libertad que superaba cualquier expectativa en un mundo donde las mujeres hemos sido construidas para hacer lo que la sociedad traza.
Siendo madre, hija, amiga, pareja de alguien, y además empresaria, encuentro un sin número de posibilidades del rol de la mujer actual en la sociedad. La mujer es mucho más que una pieza dócil, y débil como nos lo han hecho pensar. Somos poseedoras de un sin número de cualidades y entre ellas cuenta el hecho de que somos individuos productivos y capaces en cualquier reto que nos tracemos.
Justo fue ese el lineamiento que me llego hace varios años atrás, a abandonar mi carrera gerencial en grandes compañías, para desarrollar un proyecto con visión propia y sobre todo con un concepto de responsabilidad social, que nació de mi propia experiencia como madre cabeza de familia, ejecutiva que no podía estar presente en los momentos importantes del desarrollo de sus hijas. Y entendiendo que así como yo, habían mujeres menos afortunadas a nivel económico, que TENIAN que dejar a sus pequeños encerrados o simplemente en manos de terceros, corriendo el peligro de ser vulnerados en cualquier sentido.
Cuando tomé esta decisión, de abandonar un trabajo que me generaba un “INGRESO SEGURO MES A MES”, Sabia que el reto seria a muerte, en un juego con muchas aristas: arriendos, inventarios, materias primas, empleados, costos fijos, etc…Y en una economía como la nuestra un reto por cierto bastante exigente que con todo lo que implicaba lo hice, al mejor estilo de una colombiana un poco loca, aguerrida y decidida.
Mi apuesta fue por el mundo industrial, en una empresa donde fabricamos productos textiles para hotelería, Surtitendidos s.a.s
teniendo claro que el camino sería de la mano de un recurso humano que queríamos descubrir, capacitar, impulsar y por último mostrarles el camino para que fueran las protagonistas de sus propias historias de éxito, y durante años fue funcional tal cual la concebí; pero llego la pandemia y lo primero que paralizo fue el entorno hotelero.
En ese evento tuvimos que hacer lo que casi nadie está preparado para hacer, y fue… hacer un alto y tomar decisiones radicales para salir de la zona de confort, abrir la mente y romper paradigmas.
Teníamos que encontrar una nueva oportunidad que nos permitiera mantener a flote las familias que durante mucho tiempo habían sido leales a nuestra marca. Nuestra gran familia.
Y fue tiempo de lanzarnos con los ojos cerrados y absoluta fe de que todo saldría bien. Termine trabajando con una Multinacional que desarrolla tecnología en entornos digitales, proveyéndonos educación justamente como herramienta de avance para enfrentar y superar cualquier mal momento financiero y poder crecer mental, espiritual, social y financieramente.
Sin buscarlo me encontré con el mejor vehículo para impactar de manera mucho más eficiente a cientos de mujeres que pueden romper sus cadenas de creencias limitantes y lanzarse por estos nuevos caminos con la absoluta seguridad de que es bendecida con el mero hecho de ser mujer y contar con todos los dones y talentos que el creador nos instaló cuando FUIMOS CREADAS.
Hoy tengo la fortuna de gracias a este más reciente emprendimiento, haber podido reinyectar mi primer empresa y contar con dos grandes centros económicos, que me dan la oportunidad de duplicar las posibilidades de cambiar vidas y dar un pequeño aporte para mejorar el entorno de la madre presente, y la optimización de sus habilidades como individuo aportante en la familia y la sociedad.
Y pensando en borrador: CUANDO PRUEBAS LA LIBERTAD, YA NO SOPORTAS LA RUTINA:
“LA MENTE QUE SE ABRE A UNA NUEVA IDEA JAMAS VOLVERA A SU TAMAÑO ORIGINAL”…..ALBERT EINSTEIN